Page 408 - 360.revista de Alta Velocidad - Nº 6
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Monzón, Andrés. López, Elena. Ortega, Emilio.




                 1.    Introducción


                 El desarrollo de la red de alta velocidad ferroviaria española (AVE) ha sido y es uno de los
                 principales  objetivos la  política  de  transporte,  para  hacer  más  competitivo  al  ferrocarril,
                 con efectos a nivel local y nacional, e incluso de conectividad a nivel internacional. Desde
                 la inauguración del primer tramo Madrid-Sevilla, en 1992, la red de AVE ha ido creciendo y
                 desarrollándose en diferentes corredores radiales centrados en Madrid (García, 2011; Palacio
                 & Mesa, 2016), crecimiento que continúa a fecha de hoy, y cuyos desarrollos futuros están
                 planteados en el vigente Plan de Infraestructuras, Transporte y Vivienda (PITVI) 2012 – 2024 del
                 Ministerio de Fomento.

                 Tradicionalmente, la construcción de la red de AVE ha estado justificada, por un lado, como
                 un instrumento de desarrollo regional, de mejora de la competitividad, y de vertebración del
                 territorio, cuestiones que son aún objeto de investigación (Banister & Berechman, 2003; Barrón
                 et al., 2012; Givoni & Banister, 2012; Vickerman, 2015a). Por otro lado, las inversiones en alta
                 velocidad pretenden alcanzar un mayor equilibrio modal; fomentando un trasvase de demanda
                 desde la carretera o el avión hacia el ferrocarril (Jaro, 2011), y contribuyendo así a la mejora
                 de la sostenibilidad del sistema de transporte (European Union, 2011; López & Monzón, 2010).
                 En este proceso de planificación de la red de AVE se plantea una disyuntiva difícil de resolver
                 entre dos objetivos clave: por un lado, el de mejora de la eficiencia de la red y, por el otro,
                 el de contribuir a una mayor cohesión territorial (Gutiérrez, 2004; López, Ortega, & Condeço-
                 Melhorado, 2009; Monzón, Ortega, & López, 2013).
                 En efecto, el desarrollo de los nuevos corredores de AVE ha generado, por un lado, una mejora
                 de la eficiencia de la red, entendida como una reducción en los tiempos de viaje entre las
                 principales  ciudades  de  la  España  peninsular.  Pero,  simultáneamente,  las  actuaciones  en
                 ejes  radiales  pueden  haber  ejercido  un  efecto  polarizador del  territorio,  aumentando  los
                 desequilibrios territoriales. En este sentido, es frecuente que -por el efecto de aglomeración-
                 se generen  desarrollos  centro-periferia  en  el entorno de las estaciones,  mientras  que  las
                 ciudades intermedias de los nuevos corredores pueden quedar “relativamente” aisladas, en
                 lo  que  se  ha  denominado  el  “efecto  túnel”  (Gutiérrez,  2004)  de  los  corredores  de  la  alta
                 velocidad  ferroviaria,  efecto  no  exento  de  controversia  (Garmendia,  Ribalaygua,  &  Ureña,
                 2012; Garmendia, Ureña, & Coronado, 2011; Martínez Sanchez-Mateos & Givoni, 2012; Melero &
                 Magallón-Rezusta, 2012; Ureña, Menerault, & Garmendia, 2009; Vickerman, 2015b).

                 Obviamente, cualquier red ferroviaria de alta velocidad es una infraestructura de transporte
                 con un marcado carácter discontinuo a nivel territorial, discontinuidad derivada de la necesaria
                 distancia entre estaciones. Así, el entorno de las estaciones de AVE gana (relativamente) más
                 que otras zonas, que se ven (relativamente) desfavorecidas, al no contar con estación. Algo
                 similar ocurre en ciudades intermedias de los nuevos corredores de AVE; se trata de ciudades
                 sin estación, que pueden verse afectadas negativamente por la proximidad de una estación
                 que actúa de polo de atracción de la región (Bellet, 2016; Brons, Givoni, & Rietveld, 2009;
                 Garmendia et al., 2012; Melero & Magallón-Rezusta, 2012; Monzón et al., 2013; Ureña et al.,
                 2009).
                 Estos riesgos polarizadores acentúan la necesidad de políticas que reduzcan los desequilibrios
                 territoriales,  para  lo que es  clave  garantizar  una adecuada  conectividad  de  las ciudades
                 intermedias con las estaciones de AVE (González-González & Nogués, 2016; Gutiérrez, 2004;
                 Monzón et al., 2013), bien sea con redes secundarias de carreteras o manteniendo, en la medida
                 en que sea viable, los servicios de la red convencional de ferrocarril. Se trata de desarrollar
                 políticas que fomenten el desarrollo de las ciudades intermedias y/o de los entornos rurales
                 susceptibles de verse negativamente afectados por la construcción de nuevos ejes.
                 La evaluación de los citados efectos territoriales de la alta velocidad cuenta con una importante




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