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número 3. octubre 2015

Alberto García Álvarez, Ignacio González Franco y Álvaro Rubio García
El efecto perverso de la predeterminación de la tarifa en el análisis coste beneficio de las nuevas
infraestructuras de alta velocidad

       Aplicación de precios sombra en la explotación y cuantía de los mismos.
 Es importante mencionar los criterios de aplicación del modelo suelen estar
 “normados”, es decir, existe una Manual de recomendaciones que los indica, si bien
 puede haber cierto margen de aplicación

 Incertidumbre e indeterminación

 Algunos de los datos que precisa el modelo están sujetos a incertidumbre. Es preciso
 medir la sensibilidad de los resultados de la aplicación del modelo a cambios en estas
 variables, y se exige en los manuales de la UE darles un tratamiento probabilístico
 para obtener la distribución de probabilidad del VAN o la TIR como análisis de
 riesgos.
 Un análisis más detenido muestra que las variables cuyos valores se introducen en el
 modelo pueden clasificarse en tres grandes grupos:

      1. Las que son gestionables en mayor o menor grado por el decisor. Entre ellos
           se pueden mencionar como más relevantes la velocidad para la que se diseña
           la propia infraestructura, el modelo de explotación, la capacidad de los
           trenes a utilizar, las frecuencias y los precios (tarifas) que se van a implantar.

      2. Las que pueden considerarse aleatorias y por tanto sus valores dependen de
           hechos no controlables ni por el decisor ni por otros agentes concretos como
           son la evolución del PIB, de los precios de la energía, etc.

      3. Las que son controlables por agentes concretos, como pueden ser la oferta de
           otros modos de transporte en competencia (avión, autobús, etc.)

 Muchos datos que habitualmente se predeterminan no son -o no debieran de ser-
 ajenos a la voluntad del decisor. Con frecuencia el decisor les atribuye un carácter
 predeterminado debido a que deja en manos de otros agentes la decisión sobre ellos.
 Así ocurre por ejemplo, con la velocidad que permite la línea (que suele estar
 decidida cuando se realiza el ACB); con la capacidad de los trenes, con las tarifas a
 aplicar o con las frecuencias a ofrecer (que decide posteriormente el operador).
 En el caso de los datos gestionables, resulta obvio que el resultado económico social
 y/o el financiero mejorarán si en lugar de atribuirles un valor predeterminado se les
 atribuye el valor que optimiza el resultado perseguido (y cumple con las restricciones
 impuestas). No hacerlo así supone una evidente pérdida de eficiencia. Como es
 natural, deben adoptarse las medidas regulatorias para asegurar que el valor que se
 aplica en la realidad es el que conduce al resultado óptimo.
 En el caso de los datos no gestionables, deben adoptarse los valores más probables y
 en lo que se refiere a los sujetos a una cierta incertidumbre, es preciso hacer un
 análisis de sensibilidad e incluso una simulación estocástica.

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